En el cementerio de Pomuch, Campeche, la vida es eterna

En el cementerio de Pomuch, Campeche, la vida es eterna; el Día de Muertos se celebra con la limpieza de las osamentas.

Respeto a nuestros ancestros, soledad y el deseo de heredar un mejor mundo a las generaciones que nos siguen, es lo que se experimenta al caminar por los pasillos del Cementerio de Pomuch, esta pequeña localidad maya del estado de Campeche, en el sureste de México, en donde el Día de Muertos se celebra con un ritual único en el mundo, en donde los familiares de las personas fallecidas se dan cita año con año para limpiar la osamenta de sus seres fallecidos.

La población de Pomuch, Campeche, tiene menos de diez mil habitantes, pero ninguna familia falla a la tradición de desempolvar los esqueletos de sus muertos, que yacen en cajas de madera, arropados con paños bordados, flores y velas.

Este camposanto de la Península de Yucatán, es uno de los más insólitos en el mundo, en donde los seres fallecidos jamás son olvidados, pese a ya no estar en el mundo terrenal.

Ser testigo en el colorido Cementerio de Pomuch, de la celebración del limpiado de huesos y sentir la naturalidad con la que hablan los mexicanos de la muerte es verdaderamente abrumador.

Esta celebración llama la atención de la prensa internacional, por lo que no resulta raro ver a camarógrafos de distintas nacionalidades recogiendo testimonios de los habitantes del lugar porque en estas fechas es así como honran a sus seres queridos.

La Limpieza de los Muertos tiene orígenes prehispánicos, proviene del Hanal Pixán, la Comida de Ánimas de origen maya, quienes creían en la resurrección de las personas, en el ka’ a siijil o renacer.

Para iniciar la tradición de exhumar el cadáver y prepararlo para el Día de Muertos deben pasar tres años desde el fallecimiento. Este es el lapso de tiempo calculado para que el cuerpo se haya convertido en huesos.

En las criptas abiertas se pueden observar algunos cráneos con cabellera; mensajes de cariño y agradecimiento por haber sido ellos (en el caso de los padres fallecidos) quienes nos dieron este hermoso regalo que es la vida.  

Cada hueso es lustrado con veneración y depositado en arcas pequeñas de madera que más tarde decorarán. Mientras lo hacen, suelen platicar con el extinto, contándole las novedades del último año. Es decir, que en Pomuch, la vida no termina cuando la persona fallece.

En el cementerio de Pomuch, las cajas permanecen abiertas, con los “santos restos” al aire, con el cráneo en la cima para que le toquen los rayos del sol, y las mantas bordadas a la vista, tela que se renueva cada año simbolizando las ropas de la persona a la que se está visitando.

Pomuch es una población del estado mexicano de Campeche, y se localiza en el norte del estado, en el llamado camino real entre San Francisco de Campeche y Mérida, forma parte del municipio de Hecelchakán.

Pomuch es famoso nacional e internacionalmente por la  particular tradición de sus habitantes para celebrar el Día de Muertos, según la cual los familiares del fallecido, desentierran sus huesos, los limpian y los envuelven en servilletas nuevas y bordadas especialmente para la ocasión, volviendo a depositarlos en su tumba, además de realizar la tradicional ofrenda con alimentos y bebidas.

Pomuch es reconocido a nivel estatal e incluso nacional por sus tradicionales panes, de distintos tipos y formas, mismas que se ha convertido en la principal fuente de ingresos de muchas familias.

En el censo de 2010, Pomuch tenía apenas 8,694 habitantes representando el 31% de la población del Municipio de Hecelchakán, al cual pertenece.

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