Cocina molecular y diseño artesanal, experiencia inolvidable para comensales de Casa Yucatán

Cocina molecular y diseño artesanal, experiencia inolvidable para comensales de Casa Yucatán; fusión de sabores y colores. 

En el centro histórico de Mérida, Yucatán, en el interior de una casona con 170 años de antigüedad que albergó lo que fuera una hacienda en su tiempo, se localiza uno de los restaurantes más singulares: Casa Yucatán, en donde la cocina molecular y el diseño artesanal se unen para generar una experiencia inolvidable en sus comensales.

En el sector restaurantero el éxito está en la comida porque es el elemento base, pero otro de los factores importantes es el diseño y la decoración del inmueble para generar una atmósfera especial que despierte los sentidos del comensal, lo sensibilice y nos ayude a generarle una experiencia única, irrepetible, señala el empresario y director del proyecto, Jorge Abraham.

Basta cruzar la puerta del restaurante para dejar atrás el bullicio de la ciudad y encontrarse en la casona que nos acoge con sus amplios salones y revela el paso del tiempo en sus mosaicos originales. 

Todo el diseño estuvo a cargo de la empresa “Soy yucateca”  en la que trabajaron artesanos del sureste del país; la decoración está hecha a base de hilos de algodón y henequén para mostrar al público un trabajo artesanal al 100% lo cual sumado a la esencia del restaurante, que es una fusión de sabores convierte su comida en un ritual.

El proyecto gastronómico está a cargo del Chef yucateco Ernesto Cabrera, quien vivió los últimos 10 años en los Emiratos Arabes, además de viajar alrededor del mundo y  participar en eventos importantes.

Ahora, está aquí, en Casa Yucatán para enamorar a los comensales con comida de autor, preparada con esencias naturales y recetas de la abuela preparando algunos platillos como lo hacían los ancestros “enterrada”, conservando todo el sabor yucateco, pero con un toque contemporáneo.

Nuestro anfitrión, Jorge Abraham señala que para marcar la diferencia en un mercado tan competitivo como es el sector restaurantero, debe haber innovación y autenticidad.

“Ernesto quería regresar a su tierra Yucatán, para devolverle su esencia gastronómica con platillos que tienen su propio sello, por lo que no somos una competencia para el resto de los restaurantes; somos una opción más en el centro histórico de Mérida y ofrecemos un ambiente cómodo, una comida muy rica y estamos seguros que le encantará tanto a los yucatecos como al turismo nacional e internacional”.

A dos años de la pandemia, invertir en un mercado tan competitivo podría ser un riesgo para cualquiera, “pero creemos en la reactivación económica y estamos apostando a generar empleos. Como empresario, cuando haces bien las cosas el riesgo es mínimo y sabemos lo que estamos ofreciendo, sabemos lo que le va a gustar a la gente y estamos seguros de este proyecto que en su primera fase genera 30 plazas laborales directas y otro tanto indirectas.

En los tutoriales de éxito en los negocios, se habla de calidad, servicio y atención como factores primordiales.

Sin embargo, en apreciación de Jorge Abraham “algo que se ha perdido en Yucatán es el servicio en la atención directa al comensal, buscamos que la gente tenga una experiencia y sepa qué es comer en el centro de la ciudad de Mérida en una Hacienda bajo una atmósfera de tranquilidad y paz”.

La casona está decorada específicamente para emitir una magia,  algo que el cliente pueda sentir o incluso para los yucatecos les haga recordar algo de su infancia, entonces es una sensación muy interesante. Esto sumado a la experiencia de el buen gusto las exquisites en el paladar se vuelve algo muy importante. 

La mejor cocina se come en casa, de ahí que queremos ofrecer lo más pegado al concepto y que el comensal sienta que nuestros platillos los ha probado anteriormente en su propia casa.

UN POCO DE HISTORIA

La calle 60 es la principal de Mérida, en el corazón de la ciudad. Sobre ella, desde la Insigne Catedral hacia el norte, coexiste el pasado en forma de edificios de piedra y grandes portones de madera, con el presente vivo de un Centro Histórico lleno de vida turística, cultural y artística.

Y justo aquí, el registro que se tiene de la propiedad que Casa Yucatán ocupa hoy data de 1903, de lo que puede deducirse que fue construida en la segunda mitad de 1800.

LA CASA

Para lograr un ambiente que aporte al deleite de la comida yucateca, se aprovechan los espacios de la terraza y el atrio central, además de 5 salones -hoy climatizados-, de la estructura original estilo colonial afrancesado.

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Aún podemos ver pisos, muros y algunos acabados antiguos y su trascendencia a los tiempos. Incluso los refuerzos que con los años han sido necesarios están a la vista, como huellas imborrables de la edad de la casa, y el orgullo de permanecer en pie.

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